Todos aprendemos a lavarnos las manos desde los primeros años de la infancia, por lo que para muchos, el tema no es ninguna novedad. Pero, ¿Sabías que, la mayoría de nosotros terminamos con las manos llenas de bacterias y con más gérmenes, luego de lavarnos las manos, que antes de hacerlo?
Estudios realizados por la Universidad de Westminster (Inglaterra) demuestran que después de secarse las manos con un secador de aire caliente, se incrementan las bacterias en un 438%, incluyendo algunas de origen fecal. Esto debido a que el aire que propaga la secadora proviene del mismo baño.
Por otro lado, si utilizas jabón de un dispensador de relleno, estás llenándote de bacterias y hongos que permanecen en los residuos que tiene el dispensador, por lo tanto tus manos terminan más sucias que al principio. Esto es porque cuando se rellena este tipo de dispensadores, no se tiene la precaución de lavarlo y desinfectarlo, por lo cual la proliferación de hongos no es sorpresa.
Entonces, ¿Cómo saber cuándo podemos utilizar los elementos de aseo de un establecimiento?
Puedes asegurar la limpieza de tus manos si el baño que utilizas tiene:
- Un dispensador de jabón líquido, espuma o spray que no sea de relleno. Existen en el mercado varias opciones de dispensadores que en lugar de rellenarse, utiliza un sachet desechable por lo que no existe acumulación de bacterias ni proliferación de hongos, como la marca Scott o Kleenex.
- Toallas de papel para el secado de manos. Ya sea en rollo o en Z (dobladas), las toallas descartables son mucho más higiénicas y aunque no lo creas, más ecológicas que la toalla de tela (quién sabe la frecuencia de lavado) o que la secadora de aire que contamina el área esparciendo las bacterias hasta 2 metros a su alrededor.
- Gel desinfectante. Cierra el ciclo del correcto lavado de manos con gel sanitizante para asegurarte de que tus manos están libres de bacterias.
El correcto lavado de manos, con productos de calidad es la mejor manera de evitar la propagación de gérmenes que originan enfermedades.